"La cámara se desliza por la enorme sala de lectura abierta [...]. Sin que nadie llegue a percibirlo, entra en la biblioteca un grupo de ángeles [...]. Como los humanos no pueden verlos, los ángeles se acercan con libertad, se sientan a su lado o les colocan una mano en el hombro. Intrigados, se asoman a los libros que están leyendo [...]. Junto a unos niños, imitan sin comprenderlo el gesto de rozar las líneas con el dedo índice. Observan a su alrededor, con curiosidad y asombro, rostros ensimismados y miradas sumergidas en las palabras. Quieren entender qué sienten los vivos en esos momentos y porqué los libros atrapan su atención con tal intensidad" (Irene Vallejo, El Infinito en un junco, Madrid, Ed. Siruela, pág. 60). En estas pocas líneas se describe una escena del Cielo sobre Berlín de Win Wenders.
Los ángeles de la película captan los pensamientos de los humanos y acaban de descubrir algo milagroso: una comunicación íntima que la lectura construye página tras página en cualquiera que se asome a un texto. Y es de este pequeño milagro, y muchos más, de lo que nos habla la autora del ensayo que estoy leyendo.
En este libro, galardonado como Mejor Libro de Ensayo para el gremio de libreros, la autora hilvana la historia -plagada de centenares de anédoctas- de este objeto. A lo largo del libro descubrimos el viaje espacio-temporal de un artefacto que ha sobrevivido a milenios de historia y ha sido testigo de todos los cambios y transformaciones -más bonitos y más feos- vividos por la humanidad.
En un mundo nuevo, en el que la pantalla y otras opciones de ocio parecen remplazar el libro y decretar su muerte, la autora revela su optimismo debido al gran interés que la lectura ha recuperado en este período de pandemia. Al fin y al cabo como ella misma dice en una entrevista al País “Los libros han sido nuestro mundo exterior cuando hemos estado encerrados” (El País, libros, 15/12/2020, art. de I. Ugarte).
Y con esta reseña estrenamos una sección en la que cada uno de nosotr@s, profes o alumn@s o incluso amig@s fuera del proyecto, tiene un espacio y libertad para hablar de los mundos que está explorando en este momento: libros, cuentos, poesías... e intercambiar buenas prácticas sobre su manera de fomentar la lectura.
¡Cualquier aportación es más que bienvenida!
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