Érase una vez un proyecto que, con el cuarto relevo, llegó a su fin.
Los estudiantes se presentaron en gran número y las profesoras les acogieron con su habitual afecto.
En el aire flotaba la nostalgia del final de un proyecto, pero, al mismo tiempo, la alegría de estar seguros de que todos habían desarrollado las tareas, dando lo mejor de sí mismos.
Dijeron que habían aprendido español; que habían hecho amigos para toda la vida; que se habían convertido en adolescentes y jóvenes más conscientes, en mejores lectores y que creían que ya eran más cultos y... que el libro les acompañaría más a menudo...
Dijeron tanto... ¡y eran tan tímidos!...
El proyecto terminó y los grupos presentaron, a través de un portafolio, las actividades que más les apasionaron durante este “viaje”.
No, esto no es una despedida, sino un hasta pronto...
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