Atando cabos 4. ¿Qué significa para mí leer?

No sé contestar de un manera corta y concisa. Es que la lectura es una actividad que me acompaña a diario y a lo largo del día.

Soy de estos dichosos que tienen la suerte de poder combinar el desayuno con la prensa. Claro que se trata de más de su versión electrónica que tradicional. Además, la pantalla de mi portátil me permite hojear más títulos sin gastar un céntimo. Normalmente echo un vistazo a los dos o tres periódicos de mayor tirada españoles (excepto la prensa deportiva…). También visito varias veces por semana unos titulares portugueses. Lo que más me atare, son secciones de opinión y de ciencia. Las leo principalmente por dos motivos, entre otros: lingüísticos y para enterarme de algo nuevo sobre el mundo. O al revés…

Bueno, ¿y la prensa polaca? Hmm, cuido de mi corazón...

Desgraciadamente cada vez hay más artículos cerrados y destinados exclusivamente a los abonados. Por un lado lo entiendo, que llevar una casa editorial es un trabajo y exige una remuneración digna. Por otro lado, uno tampoco puede gastar la mitad de sus ingresos en titulares de prensa.

En cuanto al libro, admito que soy un lector constante, aunque no pertenezco a esta especie de devoradores de libros que son capaces de leer un título de mil páginas en una noche. Prefiero deleitarme del texto, hacer pausas para reflexionar o para buscar conexiones, explicaciones o simplemente para verificar lo que estoy leyendo. Esto me permite profundizar el contenido del libro en concreto y me brinda una inapreciable posibilidad de ensanchar mis conocimientos ya que cuando busco datos sobre un acontecimiento o persona, se me presentan otros datos, otras pistas que me llevan más allá de mi sabiduría. A veces empiezo a leer una novela moderna y acabo, por ejemplo, estudiando la fundación de la mina de piedras preciosas polaca en la argentina provincia de Misiones (“Minas de Wanda”, si a alguien le interesa). Esto es lo que me permite atar cabos...

Dado lo que acabo de exponer en el párrafo anterior, leo de todo y sin un padrón establecido tipo literatura inglesa del siglo XIX o los clásicos de la novela negra. No. Afortunadamente guardo en mi librería varios libros sin leer, entonces cuando cierro uno, tiendo la mano hacia otro y no hay problema.

De cuando en cuando, si siento un interés especial por un autor o título, me lo compro sin más. Y aquí me gustaría añadir que prefiero adquirir libros de segunda mano.

Concluyendo, y sin caer en la megalomanía, leer para mí significa un buen pasatiempo, un entretenimiento o bien un juego, mientras que yo frente a un libro soy como un niño.

Todo el mundo bien sabe que los niños aprenden más y mejor... jugando.